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martes, 16 de abril de 2013

La de "El Jardín Secreto"...

De nuevo, nada que ver con "La ventana secreta", basada en "Secret window, secret garden". La de hoy es sobre un tema de Bruce Springsteen. Sí, he estado depre, y tengo a todo el mundo podrido oyendo canciones de gente deprimida y con ganas de tirarse desde un puente, pero qué me importa. La que me gustaría compartir hoy es "Secret Garden", tema en el que explora ese rinconcito más alejado y guardado que tenemos en el alma, y que sólo compartimos con aquella persona que es capaz de llegar hasta él. Aunque en mi caso particular a ella le importe un pepino y si entrara de nuevo en mi "jardín secreto" estoy seguro que lo mandaría podar y arrasar para hace un... yo qué sé. Pero algo distinto seguro. En fin, los dejo con el tema y la letra. Simplemente espectacular. Secret Garden, de Bruce Springsteen.

viernes, 12 de abril de 2013

La de "Quince años después... me gusta."


Porque al fin y al cabo éste tema en concreto me trae malos recuerdos. Sí, cuando salió el tema, me peleé con mi mejor amiga en aquel entonces. Sucede que desde casi niños éramos amigos. Amiguísimos. Carne y uña. Entrando en la adolescencia, seguíamos siendo muy amigos. Tanto que bromeábamos que éramos hermanos. Y así lo sentíamos. Así yo lo sentía, y tiempo después, cuando hicimos las paces, me dijo que ella también lo sentía así.

El caso es que su padre decidió que estábamos confundiendo las cosas, y decidió "intervenir" para que "nadie saliera lastimado". Estúpido de su parte, mirar de afuera sin hablar con ninguno de los dos. Porque la charla que tuvo con... vamos a llamarla Anahí, decía, la charla que tuvo con ella fue más una imposición de lo que le parecía más que una aproximación correcta a una adolescente. Le dijo que me evitara. ¡Gracias, grandísimo jodementes, psicótico y cabrón!. También habló con mi padre. Pero no tuvo en cuenta que para éste tiempo en particular, las idioteces de mi padre a mí me importaban un bledo, y ya casi no le hacía caso. El punto fue que me encontré con mi amiga de todas las horas haciéndome el vacío... y éste maldito tema sonando de fondo. Le agarré bronca desde entonces. Hasta que noté que describe una faceta de lo que estoy viviendo.

Los dejo con Gianluca Grignani.. y Mi historia entre tus dedos.

jueves, 11 de abril de 2013

La de "Cosas que pasan."

"Cosas que pasan" dice un tema de José Larralde al terminar. Es la forma que tenemos los uruguayos de aceptar las más grandes injusticias, el asimilar el hecho de que hemos sido defraudados, decepcionados, y nos quedamos con el alma hecha pedazos en las manos. Un amigo que nos defraudó, un familiar que hizo caso omiso al lazo de sangre a favor de un extraño, o extraña... hechos que lastiman en lo más profundo y que dejarán una marca de por vida. "Cosas que pasan".  Una frase corta que engloba lo injusta que es la vida, a veces con quienes menos lo merecen. Una frase que implica una aceptación que no es tal, porque si algo tenemos los uruguayos, es esa capacidad de ponernos una careta de estar bien, de hablar como si nada e incluso más, aconsejar y animar a otro cuando por dentro nos estamos cayendo a pedazos. Cuando alguien muy allegado y muy querido nos defrauda... es una de las cosas más dolorosas que pueden pasar. Porque depositaste confianza, algo íntimo, profundo en esa persona a quien diste en llamar "amigo", o "amiga", pero que sabés que el sentimiento engloba mucho más que el frívolo uso que se le da a la palabra. Hoy se llama "amigo" a alguien que añadiste a tu lista de contactos en Facebook,  Nada más alejado de la realidad. A veces te aparecen de contacto personas que jurarías que jamás las viste en tu vida. Y te añaden otras que tampoco conocés. ¿Es eso un amigo? No te gastes, no. Por eso te da lo mismo cuando te borran de su lista, o pasan meses sin hablarte. Cuando tenés un amigo de verdad, sentís necesidad de hablarle. De saber cómo está. De que sepa cómo estás vos. Y el sentimiento es mutuo. Y la relación es cuidada por ambas partes. Porque si la cuida uno solo... es cuestión de tiempo para que se marchite y muera. Un caso triste son esas personas que te usan de paño de lágrimas. Bah, dejemos sólo en el "te usan", porque te buscan solamente cuando te necesitan. Cuando el mundo que crearon se les viene abajo, ahí se acuerdan de vos: El que anteriormente siempre estuvo firme, animando, alentando, levantando el ánimo. Y cuando su "tormenta" emocional se terminó... también terminaron con vos. Te lo está diciendo alguien que en la secundaria vivió ésto que te estoy contando. Siempre fui el gordito inteligente de la barra. El que es amigo de todos. El amigo del crack de la clase. El amigo de la novia del crack de la clase, ésa que solía ser la más linda. Ésa por la que todos suspiraban y nadie se animaba a hablarle porque era la novia del crack, y ... bueno porque a esa edad éramos todos unos idiotas. Y yo no servía para otra cosa más que para estudiar y pasar los deberes y ejercicios prontos a los cracks. Ése mismo, el que tenía muchas amigas, pero ninguna novia. Bueno, parece que con el correr del tiempo, 15 años después de la secundaria, esto se mantiene. La "linda" de la clase te busca para que seas su paño de lágrimas. El "crack" te necesita, porque hay un proyecto para el que necesita apoyo y vos sos el indicado. Pero cuando pasa todo... la necesidad... bueno, parece que la amistad también. Y te das cuenta de ello. Y si por ahí te animás a decirlo, cosa que no siempre pasa, porque vamos! seguís siendo el tímido que eras en la secundaria, te mienten descaradamente y en tu cara: "No, loquito, la cosa no es así." Y una serie de dichos sobre cuánto te quieren y cuánto te aprecian. Falsedad. Hipocresía. Ojo, la "linda" de la clase hace lo mismo, pero lo lleva al plano más emocional: "No, ¿cómo podés pensar eso de mí? Ay, me duele horrible lo que decís" y ahí vos quedás no sólo como un estúpido, sino como un  groncho, un ogro, un grosero por increparle a tan delicada flor una verdad tan cruel y dura.

Así que desde acá les deseo lo mejor a todos. Loca, que seas feliz con los 20 o 30 novios que tenés. Yo no quiero ser otro de esos. No me des alas como que querés algo conmigo y tratar de tenerme como un perrito faldero igual que en la secundaria sólo para conseguir lo que querés. Si querés que seamos amigos, vamos a serlo en todo sentido, bárbaro. Pero ésto no. Usarme, y después ignorarme hasta la próxima vez que me necesites, no. No me rompas las pelotas. Man, ¿te acordás que aprobaste aquellas dos materias porque no sólo te pasé los deberes hechos, sino que te ayudé en clase y encima dejé que me copiaras en los parciales finales? No te lo estoy recriminando. Sólo te estoy diciendo que sos un malagradecido. No se usa a la gente de esa manera. No todos somos tan idiotas.

¡Con cuánta gente imbécil tenemos que cruzarnos en esta vida! En fin, es como dijo José Larralde: "Cosas que pasan".



martes, 2 de abril de 2013

La de "Bailar bajo la lluvia."

Nada que ver con la película. Nada que ver. Y a pesar de que al autor de este post le gusta y mucho caminar bajo la lluvia, empaparse, mojarse y arriesgarse tontamente a una neumonía... no le importa. No, estoy hablando, escribiendo más bien, figurativamente. Bueno, si venís por acá seguido te habrás dado cuenta que el 90 por ciento de los descargos son figurativos. Otros no. En fin. Figurativamente hablando, sabemos que todo lo que podés hacer, más allá de lo que quieras hacer en tu vida, está condicionado por unos elementos llamados "circunstancias". Por ejemplo, querés ir a ver a tu banda favorita que por fin viene a tu ciudad a dar un concierto. Peeero, no tenés plata. ¿Te suena muy uruguayo el ejemplo?. Bien, ahí tenés un caso, querés mucho hacer algo, sinceramente lo querés hacer. Pero no podés. ¿por qué? Por las circunstancias. Puede que después consigas plata para ir. Pero la banda ya se fue. Ahí no coincidieron los tiempos. Y a veces no coinciden ni uno ni otro. O sea, ni conseguís plata para ir... y la banda se va y vos todavía no conseguiste plata. "¿Qué loco, no?"* . Pero cuidado. Dichos elementos, las circunstancias, son dignas de un análisis permanente. Porque hay algunas que podés cambiar, otras que no. Dicen que fue Agustín de Hipona quien enseñó una oración en la cual se le pedía a Dios "Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo, y sabiduría para reconocer la diferencia." Más allá de si sos religioso o no, hay que reconocer que el concepto está muy, pero muy bueno. Porque si de verdad querés algo, o a alguien (wink) y las circunstancias te impiden llegar... analizalas. Si ves que las podés cambiar... bien por vos. Adelante. ¿Y si no podés? Bueno, fijate que decía "aceptar las cosas que no puedo cambiar". La "aceptación" es el quinto estadio, la última etapa del duelo. Obviamente pasás por otras cuatro antes, primero la "negación": no, no puedo aceptar que esto sea así, esto no puede ser así. A veces se experimenta junto con otro estadio: la "negociación". Esto es " si yo cambio esto o aquello" tal vez ... No. Lo siento. Pero no funciona así. Es por eso que el tercer estadio, es la ira. Una expresión de enojo contra todo y todos por aquello que no podés cambiar. A esta etapa le sigue la "depresión". Un enorme decaimiento porque te das cuenta que no hay nada que puedas hacer.  Sin embargo, tal como aquello de que "todo lo que sube, invariablemente tiene que bajar"... ese principio es válido también a la inversa. Hay un punto en que lo único que podés hacer es subir. Es cuando conseguís superar la depresión y simplemente cerrás el duelo. Ese cierre se llama aceptación. Hay veces que simplemente tenés que dejar de pensar en cuándo se terminará tal cosa, o tal problema. O tal vez sea una tormenta emocional que estés viviendo. Bueno, tal vez sea momento de pensar que no va a dejar de llover. Que la tormenta no va a pasar. De aceptarla tal y como es. Porque la vida, mi estimad@, no se trata de esperas. No se trata de esperar a que la tormenta pase, sino de "aprender a bailar bajo la lluvia".  Probá. Hacelo. Te vas a dar cuenta que no es tan malo. Y hablando figurativamente... es saludable.

* Recientemente estuve en Rosario, Santa Fe, Argentina. Esa expresión es muy usada y me gustó. No se me pegó, pero me gustó. "¿Qué loco, no?".