sábado, 4 de agosto de 2018
La de "Y yo que te odiaba tanto..."
Era así, sencillamente la detestaba. Bueno, no a la cantante, sino al tema. Es que qué te puedo decir. El tema venía de lejos, desde mis épocas de joven. Y creo que es algo que perdura.
Y esa idea era la que tenía cuando escuchaba el tema de Martika, con aquello de "Yo extendí la invitación" "No fue mi intención confundirte" y bla bla blas que te tiran las minas cuando no quieren saber nada con vos con ese falso sentimiento de culpa de haber jugado con lo que sentías. Y creo que más lo odiaba porque lo asociaba con una tipa que me hizo exactamente eso. O sea, Martika, tenías todas las de perder. Pero, cual Tom Hansen en 500 Days Of Summer, el confundido era yo. Correcto. Con la canción, no con la tipa en cuestión. Aquella tipa era una bitch completa. Haciendo retrospectiva hoy... ¡cómo se me ocurrió que podíamos tener algo, que podiamos estar juntos! Dios mío, lo que llega a creer uno que siente cuando la cabeza está desnorteada. Hoy de sólo pensarlo me provoca un .... "¡eeeewwww! ¡no me toques!", no, ni bañándola en antibióticos. Otro tema. La canción de Martika trata sobre la adicción a las drogas y su perjuicio. Bien por vos Martika, hoy pienso que fue una injusticia que teniendo todo para triunfar... no te hayan salido las cosas. Así que permitime una retracción desde este humilde blog. Aquí el tema en cuestión.
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