Hace un par de años me despidieron del que considero el peor de los empleos que tuve. Con mucho. Sí. Mal pagado, estresante, un encargado que era el propio "caballito de mar" (Se creía un potro y era un pescado) y su desfile de amantes / amadas que tenía en el plantel, en fin. Un largo etcétera. Pero bueno, era el trabajo que tenía en el momento y lo hacía a conciencia, bien.
A las críticas, infundadas a mi criterio, que venían sin ton ni son (jamás miraba mi trabajo ni las planillas de informes) yo respondía con eficiencia. De eso sí estoy orgulloso. Una vez me acusó de lento... yo pedí las planillas que mostraban mi rendimiento. Obvio, el encargado se "encargó" de que desaparecieran. Los registros de un año de una empresa "desaparecen" y sigue en su cargo como si nada. Sólo en Uruguay. En fin. Sigamos. El "jefe" prefería a las muchachas bonitas como empleadas, con tratos rayando el acoso que harían las delicias de cualquier abogada laboral. Obvio, al primer recorte de personal, yo marché.
Gracias, me jodiste con el despido, yo no estaba en condiciones, ni físicas ni mentales de ir a juicio, así que preferí perder plata a perder paz. Me contrataron en mi empleo actual, estoy feliz, y francamente quiero quiero quiero seguir acá. Tremendo equipo, hice amigos nuevos... en fin... otra cosa!.
Hoy me puse a limpiar la bandeja de entrada de gmail. Y empecé a ver los correos que tenía sin abrir. La verdad, ahora lo juzgo por no echarme antes. Pero bueno, él sigue siendo el mismo inútil, y seguro que ni se dio cuenta de esto porque no me lo restregó en la cara cuando me despidió, sino que recurrió a inventos y artimañas.
Man, si hubieras hecho tu trabajo, hoy te daba la razón. Te juzgo por no haberme echado antes. ¿Qué hacemos, nos jodemos los dos? Bué, vos ya estás jodido.
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