jueves, 18 de junio de 2015
La de ... no sé cómo llamarla, pero me dejó contento.
Y sí, alguna tenía que quedar sin nombre. Pero lo lindo fue cómo pasaron las cosas. Tuvimos un encontronazo fuerte, no de palabras, sino de actitudes. Creo que lo que pasó fue porque ninguno de los dos quiso aflojar, o estábamos muy seguros en nuestro orgullo de lo que pensábamos que pasaba. Bueno, lo lindo es que nos equivocamos los dos, y primó por encima del orgullo el cariño y la amistad que teníamos. Me decidí a llamarte yo, atendiste vos y ese "estaba a punto de llamarte yo para lo mismo" selló lo que fue la disculpa mutua. Tenés razón en lo que dijiste, yo me equivoqué en las formas, no en concepto. Tengo razón en parte: No prestaste atención a lo que pasaba y la falta de comunicación por ambas partes derivó en este malentendido. Ya no importa. Seguimos siendo hermanos y amigos por sobre todo. Lo lindo de un amigo es eso, que no importa el disgusto o el enojo, siempre lo seguiremos siendo.
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1 comentario:
Los hermanos sean unidos, esa es la ley primera
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