Muchos echan la culpa de la falta de progreso de un país a sus gobernantes, cuando los mismo son un reflejo de la sociedad. Si un país no progresa, es culpa de sus mismos habitantes. Cuando nos proponen una medida "primermundista", con la frase "En Holanda funciona" o "En Alemania funciona", tenemos que analizar un detallecito. ¿Cómo es la gente en Alemania? ¿Cómo es de educada? Allá, por ejemplo, casi no hay canillitas, repartidores de diarios. No. Hay unos escaparates con todos los diarios, y una ranura para poner una moneda. La gente viene, pone una moneda, el escaparate se abre, retira UN diario, y lo cierra. Poné el mismo escaparate en la plaza Artigas. El primero que llega, el vivo, el "mirá qué crá que soy", se lleva todos los diarios. Y no sé si no se pone a venderlos en la misma esquina. No. Acá hay cosas que no andan. Y es culpa nuestra, de "lo vivo que somo, vite?, si somo uno crá somo". Sino fijate lo que pasó el martes pasado. Se "descubrió" en el centro de la ciudad, en la esquina de calle Uruguay y Amorín, pleno centro, una estatua homenajeando a Luis Suárez. Sí, cierto, Salto ha dado muchos campeones. Incluso que han hecho más por la ciudad que Luisito, que se las tomó de joven y jamás volvió. Federico Moreira vive y trabaja acá. Edison Cavani viene muy seguido a ver la familia y colaboró con la gente que se vio perjudicada con las inundaciones. El Cacique Medina es salteño y viene cada tanto. Pero no, había que homenajear al que nos dejó fuera del mundial. Ta bien. El punto no es ése. El punto es que el martes se pone la estatua... y hoy sábado...cuatro días después... desapareció la pelota!! Sí señor. En pleno centro. Con cámaras de seguridad en las cuatro esquinas. Enfrente hay un banco, con guardia las 24 horas, ¡y nadie vio nada!. Al lado, hay una parada de taxis... a 2 metros... ¿y no vieron nada? en fin. Sólo en mi Salto pasan estas cosas. Fiel reflejo de una sociedad en decadencia, y que no progresa por culpa de sí misma. Así vamos.
Nota original de Subrayado
sábado, 30 de julio de 2016
jueves, 28 de julio de 2016
La de "Cuentos que no son cuentos" Parte II
Esta es el resultado de escuchar música folclórica. Costumbre maldita, impuesta por unos padres que los sábados por la mañana, mientras estudiaba (pregunta ¿qué hacían en casa AMBOS padres un sábado por la mañana? otro tema) irrumpían en la privacidad de mi cuarto/estudio para obligarme a cambiar la música. Cierto, yo molestaba a medio mundo, pero lo siguieron haciendo aún cuando escuchaba música con auriculares. Tenían la maldita costumbre de entrar sin golpear y quedarse ahí mirando como fantasmas hasta que me percataba de su presencia. "¿Qué escuchás?" "No no, los sábados de mañana es más lindo escuchar folclore." ¿Resultado? Odié la música folclórica, odié los programas de radio que pasaban los mismo chistes de Luis Landriscina una y otra vez (¿Alguien alguna vez se animará a decirle que no tienen gracia? Ninguna gracia!!!) hasta que me casé. Pero algunos temas en particular me los bancaba, sobre todo aquellos que solíamos cantar en barra cuando salíamos de campamento, o cuando nos juntábamos los fines de semana en casa de algún amigo. Uno de esos temas es precisamente, "La niña de Guatemala", por Los Olimareños. Hace poco escuchaba ese tema en youtube, cuando se me ocurrió mirar los comentarios. Y cuál fue mi sorpresa ver que la historia fue real... y el protagonista no fue otro que el mismo José Martí.
La protagonista se llamaba María García Granados y era hija de un general. Cuenta la historia que Martí viajó a Guatemala y María fue una de sus alumnas. María se enamoró perdidamente del poeta, pero el mismo le aclaró que no podía corresponder a su amor por estar prometido con otra mujer. Martí deja Guatemala, para regresar, ya casado, tiempo después. No tiene contacto con María en principio, quien le envía la siguiente nota:
"Hace seis días que llegaste a Guatemala, y no has venido a verme. ¿Por qué eludes tu visita? Yo no tengo resentimiento contigo, porque tú siempre me hablaste con sinceridad respecto a tu situación moral de compromiso de matrimonio con la señorita Zayas Bazán. Te suplico que vengas pronto.
La protagonista se llamaba María García Granados y era hija de un general. Cuenta la historia que Martí viajó a Guatemala y María fue una de sus alumnas. María se enamoró perdidamente del poeta, pero el mismo le aclaró que no podía corresponder a su amor por estar prometido con otra mujer. Martí deja Guatemala, para regresar, ya casado, tiempo después. No tiene contacto con María en principio, quien le envía la siguiente nota:
"Hace seis días que llegaste a Guatemala, y no has venido a verme. ¿Por qué eludes tu visita? Yo no tengo resentimiento contigo, porque tú siempre me hablaste con sinceridad respecto a tu situación moral de compromiso de matrimonio con la señorita Zayas Bazán. Te suplico que vengas pronto.
Tu Niña.
Cuenta la historia que María fue a nadar con una prima, haciendo caso omiso a un problema pulmonar que tenía. Su enfermedad se agravó, muriendo de neumonía poco después. Fue enterrada en el Cementerio General de Ciudad de Guatemala. Su mausoleo es uno de los más visitados aún hoy.
José Martí la inmortalizó en su poema "La niña de Guatemala", y varios artistas, incluidos Los Olimareños, le dieron música.
Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...
Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.
José Martí la inmortalizó en su poema "La niña de Guatemala", y varios artistas, incluidos Los Olimareños, le dieron música.
Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...
Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores...
Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.
Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente -¡la frente
que más he amado en mi vida!...
Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores...
Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.
Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente -¡la frente
que más he amado en mi vida!...
Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.
miércoles, 27 de julio de 2016
La de "Cuentos que no son cuentos" parte I
No hace mucho tiempo, me enteraba (conste que no soy muy ... "enterado" de lo que pasa en ciertos ámbitos), que había una historia cierta detrás del tema "En el Muelle de San Blas" del grupo Maná. Si bien estos tipos son unos desinformados como yo (cuando estuvieron en Uruguay uno gritó "salvemos la selva uruguaya".... ¿Selva uruguaya? ¡En Uruguay no hay selva, GIL! Es como decir "salvemos los glaciares paraguayos".), decía, tomaron una historia muy linda de México y la transformaron, libertades literarias mediante, en una canción muy hermosa.
Cobra mucho más sentido cuando se sabe que hay una historia real detrás del tema: A sus 14 años de edad, Rebeca Méndez estaba prometida para casarse con "Manuel". Como otros tantos pescadores, él se adentró en el mar. Se cree que la tormenta Priscila fue la causante de su muerte, como la de otros tantos pescadores que estaban en el mar tratando de ganarse el pan. Al verse "abandonada", Rebeca vistió su ajuar y caminó por días en la playa El Borrego, en San Blas, esperando a su amor. Cuenta un historiador que en las ramadas muchos le ofrecían comida, porque se compadecían de ella visto que también habían perdido familiares y amigos en esa tormenta. Rebeca tejía ropa para muñecas y curiosidades que vendía en la plaza. Tras la tormenta, su familia vino por ella y se trasladó a Jalisco, donde falleció a sus 63 años. Cuenta el mismo guía que una vez, tras salir del museo de la Contaduría, Rebeca pasó por el panteón de la marinera. Al ver las cruces creyó que su novio estaba sepultado en una tumba, y pensó en llevarle flores, pero antes preguntó "si los que morían en el mar tenían tumba." Lloró cuando le respondieron que no.
Falleció a los 63 años en Jalisco, México. Su cuerpo fue cremado, y sus cenizas arrojadas al mar, para que pueda seguir en la búsqueda de su amor. Las autoridades piensan levantar un momunento para que el recuerdo de un amor tan grande no sea olvidado.
En los próximos días, posteo otra historia que fue la que trajo a colación todo este tema. Seguirla en el mismo ... bué, quedaría un post enorme.
Cobra mucho más sentido cuando se sabe que hay una historia real detrás del tema: A sus 14 años de edad, Rebeca Méndez estaba prometida para casarse con "Manuel". Como otros tantos pescadores, él se adentró en el mar. Se cree que la tormenta Priscila fue la causante de su muerte, como la de otros tantos pescadores que estaban en el mar tratando de ganarse el pan. Al verse "abandonada", Rebeca vistió su ajuar y caminó por días en la playa El Borrego, en San Blas, esperando a su amor. Cuenta un historiador que en las ramadas muchos le ofrecían comida, porque se compadecían de ella visto que también habían perdido familiares y amigos en esa tormenta. Rebeca tejía ropa para muñecas y curiosidades que vendía en la plaza. Tras la tormenta, su familia vino por ella y se trasladó a Jalisco, donde falleció a sus 63 años. Cuenta el mismo guía que una vez, tras salir del museo de la Contaduría, Rebeca pasó por el panteón de la marinera. Al ver las cruces creyó que su novio estaba sepultado en una tumba, y pensó en llevarle flores, pero antes preguntó "si los que morían en el mar tenían tumba." Lloró cuando le respondieron que no.
Falleció a los 63 años en Jalisco, México. Su cuerpo fue cremado, y sus cenizas arrojadas al mar, para que pueda seguir en la búsqueda de su amor. Las autoridades piensan levantar un momunento para que el recuerdo de un amor tan grande no sea olvidado.
En los próximos días, posteo otra historia que fue la que trajo a colación todo este tema. Seguirla en el mismo ... bué, quedaría un post enorme.
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