Llueve (2)

¿Qué tienen los días de lluvia? Bueno, vaya a saber por qué en estos días uno se pone reflexivo, melancólico, depresivo ( o deprimente, vaya a saber uno el motivo ). Ni idea. Debe ser el hecho de que uno sale un poquito del trajín diario, si trabajás en forma independiente, como su servidor aquí presente. Aunque si trabajás en una oficina u otro lugar, los días de lluvia son diferentes. Uno trabaja, uno vive a otro ritmo. Bueno, por ahí vamos encontrando el motivo, la razón (¿por qué usamos dos palabras distintas para la misma cosa? bué). Debe ser también que reflexionamos en lo que hacemos y dejamos de hacer. Si, debe ser eso. O tal vez no. Tal vez sea que nos ponemos a pensar tal vez en lo personal, lo que nos rodea. Sí, eso me parece mejor. Y peor todavía cuando estamos en esos momentos depresivos o represivos en los que necesitamos hablar con alguien... y ese alguien te ignora olímpicamente. Exacto, eso es feo. Debe venir por ahí la cosa. Cómo llueve, por favor. Tengo a la vista unos naranjos, un duraznero, y... ¿un manzanero? sí parece que es un manzanero. Todo mojado. Detrás de la cortina gris de lluvia. Porque no para, digo, amaga a parar y sigue más fuerte. ¿En qué estaba? Ah, sí, en que me sentía ignorado... Y no es por falta de medios de comunicación. Hoy existe el email, el MSN, el Skype, y el medio de comunicación que se te ocurra. Las viejas salas de chat IRC dieron lugar a las modernas, pero el concepto aún perdura. De hecho, hasta existen salas que te pagan por línea por chatear. O sea, que es difícil ser ignorado hoy por hoy. Y aún así, en una aldea mundial de 6 mil millones de personas, soy ignorado. Olímpicamente. De hecho, veo a este amig@ (qué moderno estoy, eh?) en la sala de chat, también en Skype, en un foro... a la vez. Sí, exacto, a la vez. Y me ignora. Tengo ganas de decirle que cuando se aburra de ignorarme, que me dedique un par de palabras. ¿Estará ocupado? Sí, seguro que ignorarme es una ocupación muy muy importante. Qué fea sensación. No se la deseo a nadie. Porque cuando necesitás hablar con alguien, y más aún, no sos del tipo de personas que necesiten hablar a menudo con alguien, debe haber alguien que te escuche. No digo un genio que proponga soluciones al toque de lo que te pasa, sino que al menos te escuche, que sepa lo que te pasa, y que cuando le digas que vas a rumbear a la Piedra Alta, te diga "Pará, esperá un poquito, contame algo".
Pero no. Obviamente, ignorarme es un deporte muy lindo. Pero el ignorado se siente muy muy mal. Prometo no ignorar nunca a nadie. Ni siquiera cuando me llamen a la noche, cuando me estoy por dormir, como suelen hacer. Lo prometo. Qué barbaridad, las cosas que pasan por la cabeza de uno...

Debe ser que llueve. Sí, es eso...