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jueves, 14 de enero de 2010

La pequeña estafa...



Sí, es oficial, a partir de hoy ¡odio los cybers!. Tomé una decisión. Si tengo que usar internet, voy a "viajar" hasta mi casita, por lejos que esté, pero de acá en más me niego a entrar en un cyber. ¿La razón? ¡Una estafa! ¿Millonaria? Ni mucho menos. Diez miserables pesos, pero no deja de ser una estafa, ¿o no?. Ya sé, me tengo que dejar de llorar pero ahora paso a detallar la "gran estafa", que sin estar a la altura de la maestría de George Clooney, Brad Pitt y su banda, o la de Mark Wahlberg, Chalize Theron y la suya, fue bien hechita. Hora 22:15. Lugar; Centro de la ciudad. Situación: entro raudamente al local, atendido por dos idi..., ejem, tipos con caras de ... bueno, eso mismo. Luego de estar ocupados ignorándome por unos minutos, uno de ellos arrastra la mirada de la pantalla ante la cual estaba idiotizado (¿sería un otaku?) hasta mí. Convengamos que no soy algo lindo de mirar, pero che, un cliente es un cliente, lo menos que podés hacer es mirarlo y preguntarle qué quiere. "¿Sí?" pregunta. "Quiero usar una máquina" digo. "Pasá a la máquina tal". Allá voy. Apurado. Digo, tenía poco tiempo de mandar un correo. La hora límite : 00:00. Estaba reiniciándose. Espero. Sigue en reinicio. Espero. Ahí arranca. Hace el POST. Espero. Ahí el cartelito de Windows. Sigo esperando. Un minuto, dos. Tres, y ahí veo el escritorio. Muevo el ratón y veo el infame cartelito que anuncia que voy consumiendo cinco pesos. "Bué, qué le vamos a hacer." pienso en forma conformista. Abro el MSN. Conectando. Espero. Error. Intento de nuevo. Conectando. Error. Abro el "Mochila" Firefox. No encuentra la página. Empiezo a quedar verde. Hago un ping rapidito a Google. Nada. Me levanto y voy en fija al mostrador. "Che, mirá que no hay Internet", le digo en forma de aviso y un tonito de queja. "Ah, no, no hay. Hace un rato que cayó la conexión". Un pensamiento único me vino a la mente ¿EL QUÉ? ¡¡Gracias por avisar cuando llegué!!. ¿Acaso hay gente que va al cyber a jugar al solitario? ¿Me vio cara de... que?. "Ah, ok, me voy entonces, ¿te debo algo?" pregunté a modo de cumplido, esperando la respuesta de "NADA" ante lo obvio, fui por un servicio y no lo obtuve. "Diez pesos", dice sin dejar de mirar su estúpido monitor en el que veía un dibujo animado. "¿Cómo?" pregunté sin entender. "Sí, diez pesos" repite en la misma postura. Se acabó. Me subió un calor hasta el copete, y muchas ganas de practicar aquel arte marcial propio de mis antepasados que consiste en patear al oponente cuando está en el suelo. Agarré la moneda y de mala gana la tiré sobre el mostrador. Cayó con la cara del General arriba. El odioso dependiente la agarró y guardó sin dejar de mirar el estúpido dibujito y sin decir "gracias" siquiera. Yo sí dije a media voz: "Gracias, muchas gracias por haberme ESTAFADO."

PD: Ya estoy acostumbrado a las estafas del gobierno en escala mayor. Pero estas chiquitas calientan igual.

1 comentario:

Patricia K. Olivera dijo...

que calentura!!, y cuando te queres quejar acerca de un organismo publico tipo antel, la imm o el que sea o por que te atienden mal o por que directamente no te registran que estas ahí, a quien te quejas!!!???? posiblemente si queres hacer la queja pierdas mucho tiempo y dinero de tu parte, por eso decimos que los uruguayos somos conformista, si ya sabemos que vamos a perder tiempo, en algunos casos eh!, si nos quejamos.
Por lo menos ya sabes, si volves a entrar a ese ciber preguntale al idio...que atiende SI TIENE INTERNET ja.

Saludo