Querida Princesa: hace mucho que no te das una vuelta por el blog. En cierta manera me tranquiliza porque significa que no vas a ver mis berrinches. Pero en otra me apena que no veas este tema que me gustaría dedicarte de todo corazón. Cierto, ya te lo dediqué una vez, fue por whatsapp, ¿te acordás? Pero debés haberte olvidado ya. Tanta agua pasó bajo el puente. El pedirte que me borres de Facebook no dio resultado. No sirvió de nada. Y no fue tu culpa. Te dije que me pasaba mirando tus fotos, y es que me había guardado un par en mi compu, que no me animé nunca a borrar. Ahora, no sé. No me animo a pedirte que me agregues otra vez. No sé cómo lo vas a tomar. Sé que es muy importante para vos. En fin. El enredo lo voy resolviendo, pero muy de a poco. Lo que me preocupó fue que estés mal de salud. De verdad. Y me deja mal no poder hacer algo por vos, porque sos una grandiosa mujer. Y la verdad, quisiera que encontraras ( si ya no lo hiciste) un buen muchacho que te vea con los mismos ojos. Que vea lo mismo que veo yo. Es un brillo que va mucho más allá de lo físico. En fin. Tal vez este tema exprese lo que quisiera decirte. Si estás mal y no querés hablar, igual, estoy acá para acompañarte. Y si querés hablar una vez más, como cuando pasábamos tardes enteras conversando, a veces hasta la madrugada (Dios ¡cómo extraño esas charlas!), igual podés contar conmigo. El tema que quisiera dedicarte es Cry, de James Blunt. Te mando un enorme abrazo y espero que te mejores.
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