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domingo, 15 de febrero de 2015

La de "Felicidad"

Fragmento del cuento "La Felicidad" de Alef Guímel, del libro "Una bolsa de sal y una sonrisa"

"Una suave claridad invadió su cuarto. Parecía el resplandor azul de la lámpara intermitente... ¡Sí, la Felicidad estaba allí otra vez!. Con la familiaridad de una hermana mayor, se sentó al borde de su cama y le habló larga y dulcemente:

--"¿Recuerdas que te dije que Dios me iba a enviar de vuelta? Antes de entrar examiné tu fe y comprobé que las raíces son fuertes. Me fijé bien en los brotes y vi que crecen sanos. Busqué en los tallos los gusanos roedores de la duda y comprobé que están muriendo. Quiero aclararte muchas cosas, ya que no vuelvo como me esperabas. Nunca más entraré vestida de colores brillantes, como lo hice en tu niñez, ni cantando a voz en cuello, como cuando vine con Roberto. Tal vez nunca volveré a hacer palpitar tus entrañas como cuando te traje un hijo. Ahora me difundiré plácidamente en tuvida, ya no dependeré de lo perecedero y lo variable. Te hablaré al oído cuando te venza el cansancio después de un día de predicación. Me sentaré a tu lado cuando enseñes la Biblia a los que tienen sed de oír. Enfatizaré las promesas de Dios cuando las leas o las escuches. Enjugaré tu frente en los días ardientes del verano cuando estés llamando a las puertas para dar el mensaje del Reino. Irradiaré calor en tu corazón en las tardes heladas del invierno, cuando camines meditanto en tu siembra espiritual. Te ayudaré a perfeccionar los nueve estados del gozo de que habló Jesús en el Sermón del Monte. Serás feliz porque reconociste tu necesidad espiritual y aprendiste a satisfacerla; porque te lamentaste y recibiste consuelo; porque aceptaste tu porción con apacibilidad; porque  sabes que tu hambre y tu sed de justicia serán saciadas en el futuro cercano. Serás feliz porque estás aprendiendo a ejercer misericordia y tienes derecho a esperarla para ti; porque puedes elevar  a Dios un corazón puro; porque irradiando la paz, tendrás el derecho de llamarle Padre a Dios; porque si sufres por la justicia el Reino de los Cielos te contará entre sus súbditos; y porque aunque mientan en tu contra y te cubran de vituperios; nadie podrá quitarte tu galardón. Esto significa que ni el dolor, ni la injusticia, ni el desprecio, ni la amenaza, podrán interferir la luz de mi lámpara sobre tu vida.

No tengo tu nombre en la lista de los que deben reír a carcajadas, sino en la de los que sentirán crecer calladamente el gozo desde una fuente tan honda que las lágrimas no podrán ahogarlo, pues resplandecerá aún a través de ellas. Estaré en la serenidad de tus días, en la paz de tu conciencia, en tu tesoro de recuerdos, en el amor de tus hermanos y en la sonrisa de aprobación de Jehová. Y ahora que lo has entendido todo, te diré que no me apartaré de ti.....

Te aseguro que no tendré que volver a mirarte avergonzada. Cuando Dios me envía como porción asignada a uno de sus siervos jamás abandono mi lugar a menos que él mismo me arroje de su vida haciendo entrar en ella el pecado y la apostasía"".

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Gracias por haberme ayudado a entender que ya era feliz, y sólo lo había olvidado.

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