Hablamos tu idioma... o tratamos al menos.

English French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

domingo, 22 de febrero de 2015

La de "Sabés qué? te equivocaste."

Y no lo digo con orgullo ni sarcasmo. Me quedé pensando y mucho sobre nuestra última charla. Te equivocaste. Quizás porque lo que ves en mí te lleva a deducir lo que me dijiste: que tengo miedo al fracaso, que tengo miedo a mi entorno y que por eso no tomo riendas en una situación para tomar medidas más drásticas y así dar una solución. Te equivocas. No hay nadie que controle mis decisiones ni mi forma de pensar. Mis decisiones las estoy tomando con pleno conocimiento de causa. Sí, pueden doler. De hecho, duelen y muchísimo como te lo dije. Pero ¿sabés? Siempre recuerdo el salmo, que pregunta a Dios quién será huésped en su  tienda. Dice en parte que el hombre justo "ha invocado el mal contra sí, y sin embargo no lo cambia." El justo mantiene su palabra, sus votos. Su honor. Su dignidad. No me creo un héroe, ni justo tampoco, pero aspiro a serlo y vivo para ello. No hace mucho leía un artículo en una revista que vino con el diario El País, que decía que en casos de incertidumbre, uno debía volver a lo básico, a lo fundamental, aferrarnos a nuestras creencias y valores. Es lo que estoy haciendo. Siempre se dijo que en caso de desorientarte, debías abrazarte a un árbol. Bueno, ¿te aclaro lo que pienso? No tengo temor de reconocer que tengo miedo. Estoy aterrado. Jamás viví algo así. Siento que estoy en una noche, en un bosque, con una tormenta de viento, lluvia y rayos. Estaba totalmente desorientado. Mi fe es mi árbol. Mis principios son mi guía. Y podés tener por seguro que no me importa la tortura que se haya convertido mi vida, jamás, jamás, pero jamás voy a renunciar a ser fiel al voto que le hice a mi Dios. Vos nos dejaste. Dijiste que fue "una decisión difícil." No te creo. Es mentira. Elegiste huir, escaparte por el camino más fácil. Decidiste disfrutar de la fiesta en una sala colorida, sin tener en cuenta que esa sala es la del Titanic que se hunde. Quizás mis hermanos y yo pasemos algunas privaciones, pero estamos en un bote salvavidas, mirando cómo tu barco y sus luces de colores que es este sistema se hunde. ¿Quién es el tonto? Me alegra darme cuenta que te equivocaste conmigo. Y espero que sigas equivocada. Hasta la vista.

1 comentario:

The Thinker dijo...

"No es el árbol que olvida la flor, sino la flor quien olvida el árbol..." La puerta aún está abierta, pero puedo decirte que no será por mucho. Estamos cerrando filas, todo se está definiendo y será más rápido de lo que podés llegar a pensar. Espero recapacites y vuelvas. Aún se puede, mi mano está tendida también. Por favor, pensalo.