La de "¿Por qué ....?"

Bien disyuntiva. Simplecita, cortita y al pie.

¿POR QUÉ TE DECIDISTE A APARECER DE NUEVO?
¿POR QUÉ HOY?
¿POR QUÉ AHORA?
¿POR QUÉ ME DECÍS ESAS COSAS AHORA?
¿POR QUÉ, POR QUÉ, POR QUÉ?

¿Sabés qué? Ni me importa tampoco. Pude haber sido grosero. No, grosero no es la palabra. Seco tal vez. Sí. Seco. Eso es. Pero estarás de acuerdo conmigo (si es que alguna vez te enterás que este blog existe) en que a veces tenemos que tomar medidas drásticas por un bien mayor.

Y no, no es rencor lo que tengo por lo que pasó aquella vez. Si llevás la cuenta, ya pasaron ... a ver .... 1997... 2014 ..... 17 años!!! de aquella charla que tuvimos. Yo hablé con UNA sola persona sobre lo que pasó. Los comentarios y versiones desvariadas que circularon me dijeron que vos hablaste con unos cuantos más. Y no contaste toda la verdad. Torciste parte de los hechos para ... no sé para qué. A quien me preguntaba del tema, yo le respondía "Hubo 2 personas en esa charla, una fui yo, la otra no eras vos..." y listo, ahí la dejaba. Si me volví una persona cerrada, fue a raíz de ese día. Ese día me enseñaste que alguien en quien confiaba me podía lastimar y feo. Creo que debo agradecerte la lección. Y disculpame por haber sido tan seco, pero es que sí iba corriendo de un empleo a otro. Convenientemente me quedan a 2 cuadras uno del otro, así que bueno. Lo lamento. Me mostraste que no te podía tener confianza. Lo que pasó fue casi como perder a un familiar. Me dolió. Pero lo superé. Tanto así que hoy pude actuar como lo hice. ¿Por qué esta disyuntiva entonces? Porque me quedó algo en el fondo. Tal vez me duele verte así. Tal vez quisiera poder hacer algo para ... No. No puedo. No debo. Ya tracé mi rumbo de vida. Conseguí por fin tomar las riendas y el control. Todo es recuperación. Las cosas se van dando muy de a poco, pero van. No te guardo rencor. Ninguno. Es que simplemente ahora sé que no puedo, no debo, hacer nada por vos. Lo que intuiste, o tal vez es mi mente divagando, con el tema que me "dedicaste", decidí ignorarlo. No me gustan las "medias tintas". Si querés decirme algo, decímelo directamente. Las indirectas no funcionan conmigo. Lo siento. Aunque de veras, no puedo hacer nada. Estoy reconstruyendo lo que fue mi vida. Y me siento bien, contento, haciéndolo. Tengo planes, sueños, proyectos de nuevo. Tengo metas. Pienso que quizás deberías hacer lo mismo. Me dijiste dónde ibas a estar y hasta cuándo. Lo siento, no voy a visitarte. Si como decís vos, la historia no tuvo un cierre... te contesto: sí lo tuvo. Silencio. Silencio de tu parte. Me hiciste a un lado en tu orgullo. Yo simplemente me aparté y dejé que lo hicieras. Lamento lo de tu matrimonio. Lamento que no se te hayan dado las cosas. Celebro tu optimismo. Aunque no me gustó ese "ahora me doy cuenta de lo que éramos" porque nunca fuimos nada. Y si lo que lamentás es haber roto una amistad, yo lo lamento contigo. Yo no me voy a mover.
No te guardo ningún rencor. Es sólo que tu silencio dio lugar a tu indiferencia.  Yo te dije que las amistades son como una planta, que dos tienen que cuidarla. Yo la vi en riesgo y recurri a vos para salvarla. Tus hechos me mostraron otra cosas. Bueno, éramos unos niños. Pero volviste, apareciste en el peor momento que podías haberlo hecho.