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Hoy me dijeron que me parezco a Alec Baldwin. Sí, el actor. Y no, no me parezco mucho. Al menos no en su época de galán. Ahora capaz que sí, gordito y canoso. Pero tá. Qué me importa. Hoy mi ego está por las nubes... ja ja, ¡me dijeron que me parezco a Alec Baldwin! ¡Y no fue mi mamá!
Hola Fernando, soy yo. O sea, vos. O sea... ¿tu conciencia? ¿tu voz interior? Tomalo como quieras, los dos sabemos lo imbécil que podés llegar a ser. El motivo de esta nota es simple, sencillo: No quiero que te olvides de este momento. De cómo estás. De cómo te sentís. Y por sobre todo, una visión realista de tu entorno. Debe ser la primera vez en meses en que tenés un resquicio de claridad en la mente como para ver a tu alrededor. Sobre todo, quién está con vos, quién no. Quiénes te dijeron "voy a estar" y cuando los necesitás, te despacharon con un "no necesito más dramas en mi vida". Quiénes te dijeron "siempre te voy a acompañar" y hoy ni te saludan. Y no por falta de medios de comunicación: No eliminaste tu perfil de Facebook, tenés un Twitter, tres direcciones de email, dos celulares, Whatsapp... o sea, no es falta de medios. Tampoco es falta de voluntad de tu parte: revisá los historiales de conversación, y vas a ver MUCHOS, no uno o dos, sino muchos intentos. Saludos, inicios de conversaciones, preguntas de "¿cómo estás?" que nunca te contestaron. A veces por semanas. Decime, Fernando, con la mano en el corazón, ¿podés llamar "amigos" a personas así? ¿De verdad vale la pena seguir amargándote por gente así? ¿No será momento de dejar que sigan sus vidas, y vos seguir la tuya? Sí, vos tenías una vida. ¿Te acordás? Tenías planes, sueños, metas. Renunciaste a muchas de ellas por motivos varios. ¿Valieron la pena? Tal vez sean muchas cosas para pensar en este momento. Te sentís caído, en el piso. Golpeado. Apenas abriste los ojos después de la caída. ¿Qué vas a hacer ahora? Obvio, hay una rutina para todo, vos lo sabés bien. Ya la has aplicado, la has recomendado, y funciona. Primero: Control de daños. Qué hay roto. Qué se te rompió. O sea... ¿cómo estás? ¿Cómo están tus "sistemas"? Empecemos por el principio. ¿Podés levantarte? ¿no? ¿precisás descansar un poquito? ¿necesitás tiempo para que se te pase el dolor del golpe? Tomátelo. Eso sí, muchacho, una vez que te levantes, mostrá la misma sangre fría que mostraron tus "amigos"
Dicen que no debes tomar decisiones en medio del dolor. Que si no tenés la mente clara, no deberías tomar decisiones trascendentales. El caso es que hay decisiones que no deben demorarse. Que cuando debés tener un punto de partida, una base... en fin, para decidir todo lo demás. No sé. Me pareció que no ameritaba más darle vueltas a un asunto. Siempre fui ese tipo de persona, de tener un ideal, un principio, una creencia, y hacerme pedazos igual con tal de mantenerla. No te olvides el título de lo que estás leyendo si no te fuiste todavía: Es el diario de una idiotez. El empujoncito final vino de la última enseñanza del zorro al Principito: "Eres responsable de tu rosa". En el libro, la rosa no hacía ningún cambio. Seguía siendo la misma arrogante, necia, pedante, insoportable, de siempre. Es él quien hace lo posible porque las cosas funcionen entre los dos. Mi caso personal: Hace años vengo haciéndolo. Pero bueno, más que tiempo, no creo que pierda otra cosa. Así, que me voy a hacer responsable de la insoportable de mi rosa. Una vez más. Dale, sacate las ganas... decime "Idiota!".
Una imagen vale más que mil palabras. Esta imagen tiene algunas palabras. Así que espero que hable por mí hoy. Saludos y buen día para todos.
Todo tratamiento tiene un efecto secundario. O un efecto. O debería tenerlo. Bueno, me refiero a que ese efecto no siempre es el que esperás. Es decir, que si no sentís que te hace nada... es porque no está pasando... NADA. O sea, no sirve. Sin embargo, si notás efectos, positivos o adversos, es porque algo está haciendo. Y si consultás al "matasanos" sobre lo que te pasa y te dice "Es todo normal", deberías quedarte tranquilo, ¿no?. Bueno, en mi caso particular, somnolencia, inapetencia, temblores, falta de concentración, debilidad, flojedad, y varias "edades" más. ¿Producto de la edad? ¿O de un tratamiento que en sus etapas iniciales me está dejando hecho pelota?. No sabría decirlo. Es nuevo para mí. Nunca antes me había tocado vivir esto, así que nada de retrospectivas, nada de perder canas, ni peso, ni nada. Espero que pase pronto, y que dentro de diez años, cuando escriba el "Diario de una idiotez 2.0, El Idiota Contraataca", pueda contar como experiencia, como anécdota o ¿por qué no? como dilema, la montaña rusa anímica que han sido y son estos últimos meses. Pero por lo pronto, vos, que llegaste de rebote a este blog y no pensás volver nunca más a él, conformate con saber esto: Hay Diario de una Idiotez para un buen tiempo más. Así que la versión 2.0 tendrá que esperar. Por ahora.
