Dejo el trabajo a las 22:30. Sin tiempo de nada, porque el bus sale a las 23:00. La valija heroicamente preparada desde las dos de la tarde, apenas tiempo de refrescarme. Antes, llamo un taxi. "Sí, necesito un taxi en tal dirección." La respuesta me sorprende... "¿Lo necesita muy urgente?". Pienso... "Y si uno pide un taxi habiendo servicio de ómnibus...", loco, sacá vos las cuentas. "Ok, le mando uno." Entro al baño. Volando. Salgo del baño. Me visto. Tiempo récord. Agarro la valija, la mochila, y salgo a la vereda. 22:47. El taxi no aparece. 22:50. Llega. "A la terminal", le dijo, sin que la valija toque el asiento. "Aah bueno, porque pensé que nos íbamos de joda". Mi silencio debió decirle algo pero la estúpida sonrisa no se le iba. -
- "Je, no. Es que tengo que viajar y salgo a las once." .
-"Ah, vamos a tratar de llegar".
Diez minutos, una avenida plagada de semáforos en una total falta de coordinación, y encima un taxista que se cree Arjona y con ganas de hablar. Me cuenta historias.
- "Y entonces dijo... bla bla bla. pero usted sabe que se encontró con otra tipa..."
Quedo rojo. Azul.
- "Ah, no, uno trabajando en ésto ve de todo. La canción de Arjona es un poroto. Fíjese que el otro día..."
Yo no lo aguanto. Miro el reloj. Maldigo lo lento que va. Maldigo los semáforos. Loco... CALLATE Y MANEJÁ!. A falta de seis cuadras para llegar a la terminal, veo mi ómnibus que se va. Todo perdido. El tipo sigue hablando. No te puedo creer. Sigue como si nada. A pesar que vio tan bien como yo que perdí el ómnibus. Me quedo callado. Llegamos a la terminal. Pago. Ni bien se va... subo en otro taxi. "¿Adónde lo llevo?".
A casa por favor.
Nada más que decir.
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