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jueves, 30 de mayo de 2013

La de "Sólo en mi Salto"... Creo que es la parte 3 ya...

Hace algunos añitos, cuando este blog era joven y yo tenía más ganas de escribir en él (ganas las cuales estoy recuperando y se van a multiplicar ni bien me decida y elimine mi perfil de Facebook) (Sí, soy un hipócrita, tengo un perfil de Facebook), decía, publicaba un pequeño post en el cual nos reíamos de un cartel que está en la rotonda que divide las dos "costaneras" de Salto. El enlace es éste: http://midisyuntiva.blogspot.com/2009/10/solo-en-mi-salto.html. El mismo está en el acceso "bajo" a costanera sur. Las primeras fotos fueron tomadas en 2009. Pasaron años, estamos en 2013 y ... adiviná!. ¡Sí señor, el cartel, hecho carozo está todavía ahí.! Estas fotos están fresquitas, sacadas hace menos de una hora en el lugar del crimen. Dicho crimen, un atentado horroroso contra el sistema métrico y contra el idioma español, se perpetra cada día que pasa, cada vez que alguien mira el cartel y se da cuenta de la barbaridad. Digo, si pasan tres días y lo arreglás... bárbaro. Pero si pasan CINCO AÑOS y "naranja"... bueno.

Con ustedes las fotos.

PD; La fecha y la hora de la cámara no tienen nada que ver. La foto es de hoy 30 de mayo de 2013 a las 22:40.

miércoles, 29 de mayo de 2013

La de "Diario de una idiotez". Con el diario del lunes...

Dicen que con el diario del lunes, todos somos los mejores directores técnicos. Si sos uruguayo, sabrás que es así. Somos tres millones en el paisito, y cada uno es el mejor presidente, el mejor técnico, el mejor. ... bueno, ya sabés cómo somos los uruguayos. Y de todos los uruguayos, los salteños somos los peores. Sí, con mucho. Engreídos y orgullosos, sobre todo de nuestra ciudad. Bien, decía, la expresión "con el diario del lunes" explica que con los resultados vistos, cualquiera pudo haber hecho un mejor planteo que el DT de turno. A veces en la vida pasa lo mismo. "Con el diario del lunes", todo el mundo te aconseja después que te mandás una. No sobran los comentarios como :" Y ... yo sabía, pero no te quise decir nada."  Pará un poquito. ¿Qué clase de amigo sos que ni siquiera intentaste evitar que cometiera un error?. ¿Y si estamos hablando de una decisión que es de por vida? ¿Te vas a quedar callado/a ?.  

"Pasa que en tu lugar yo hubiera..." HUBIERAS QUÉ????

Mi tono exaltado frena el comentario, estúpido por cierto, de este muchacho. Su esposa, sentada al lado, le dedica la mirada de "¡Callate! ¡Idiota!". Con toda razón. Hablar hoy, diez años después, es fácil. Es el diario del lunes .... de diez años después. 

- "Es que en el momento no sabíamos cómo ibas a reaccionar. No queríamos que te enojaras". 

Contesto con el peor gesto de sarcasmo que tengo.

-"Bueno, como que ahora, nunca lo sabremos."

Molesta, me resulta muy molesto cuando te equivocás, y resulta que todo el mundo en tu entorno la "tenía clara", veía cosas que vos no. Y lo más lindo, no te lo dijeron. Por citar un ejemplo, todo el mundo sabía que el jugo estaba vencido, y dejaron que te lo tomaras. Todo el mundo sabía que la hamburguesa estaba rancia y dejaron que la comieras. Todo el mundo sabía que ibas a cometer un error que iba a durar toda tu vida... y no dijeron nada. Apenas están para hablar del asunto cuando coincidís con ellos por casualidad de visita en lo de un pariente.  
Bueno, demasiado para un miércoles lluvioso. 

Ah, sí, llueve torrencialmente de nuevo. 
Debe ser que llueve. Sí. Debe ser eso.


martes, 28 de mayo de 2013

La de "El tema perfecto" Parte 2.

El Tema perfecto para hoy viene de la mano de Gabriel Peluffo y Buitres. Se llama "A Sangre Fría."  
Disfruten el tema y el video.








A Sangre Fría


Así murió la flor, 

la que sólo dio espinas; 
trepó en el corazón, 
madreselva de dolor. 
Fría como un puñal, 
dulce como un suspiro; 
nunca la vi llorar 
nunca la oí pedir perdón. 

Primer beso, y después? 
nunca nadie me avisó; 
siempre el primer amor 
es lo que el viento se llevó. 
Me fui sin preguntar, 
huyendo de tu maldición; 
sólo pude llegar 
cayendo en el próximo bar. 

Fue otra primavera 
que la llevó, 
sus ojos que decían 
"nunca fui yo" 
esta vez, no esperé 
y disparé a sangre fría. 

Yo la maté porque era mía, 
no soportaba otro adiós; 
no hubo testigos ni un cuerpo en un callejón 
yo la maté en mi corazón. 

Ahora que ya no está 
no romperá mi corazón; 
ya no podré besar 
otros labios nunca más. 
Nunca confíes en 
dos ojos lastimados, 
maldito el amor 
da un golpe bajo y se va. 

Alguien quite esta nube 
que hay sobre mí, 
la lluvia abre heridas 
que no pedí; 
quiero arrancar este puñal 
y besarlo a sangre fría. 

Yo la maté porque era mía, 
no soportaba otro adiós; 
no hubo testigos ni un cuerpo en un callejón 
yo la maté en mi corazón. 

Yo la maté porque era mía, 
no la dejé decir adiós; 
pero el disparo nos mató a los dos 
y ya no queda corazón.


domingo, 26 de mayo de 2013

La de "El Taxista siniestro"

Dejo el trabajo a las 22:30. Sin tiempo de nada, porque el bus sale a las 23:00. La valija heroicamente preparada desde las dos de la tarde, apenas tiempo de refrescarme. Antes, llamo un taxi. "Sí, necesito un taxi en tal dirección." La respuesta me sorprende... "¿Lo necesita muy urgente?". Pienso... "Y si uno pide un taxi habiendo servicio de ómnibus...", loco, sacá vos las cuentas. "Ok, le mando uno." Entro al baño. Volando. Salgo del baño. Me visto. Tiempo récord. Agarro la valija, la mochila, y salgo a la vereda. 22:47. El taxi no aparece. 22:50. Llega. "A la terminal", le dijo, sin que la valija toque el asiento. "Aah bueno, porque pensé que nos íbamos de joda". Mi silencio debió decirle algo pero la estúpida sonrisa no se le iba. -

- "Je, no. Es que tengo que viajar y salgo a las once." .

-"Ah, vamos a tratar de llegar".

Diez minutos, una avenida plagada de semáforos en una total falta de coordinación, y encima un taxista que se cree Arjona y con ganas de hablar.  Me cuenta historias.
- "Y entonces dijo... bla bla bla. pero usted sabe que se encontró con otra tipa..."
Quedo rojo. Azul.

- "Ah, no, uno trabajando en ésto ve de todo. La canción de Arjona es un poroto. Fíjese que el otro día..."

Yo no lo aguanto. Miro el reloj. Maldigo lo lento que va. Maldigo los semáforos. Loco... CALLATE Y MANEJÁ!. A falta de seis cuadras para llegar a la terminal, veo mi ómnibus que se va. Todo perdido. El tipo sigue hablando. No te puedo creer. Sigue como si nada. A pesar que vio tan bien como yo que perdí el ómnibus. Me quedo callado. Llegamos a la terminal. Pago. Ni bien se va... subo en otro taxi. "¿Adónde lo llevo?".

A casa por favor.

Nada más que decir.

domingo, 19 de mayo de 2013

La de "Diario de una idiotez". Cuando la Niebla se torna en Lluvia.

Llegan los últimos días de mayo. Si bien no vivimos un frío invernal, el clima te lo hace sentir. Hoy no me sentí muy a gusto para manejar. El cielo gris, hace días está gris. Fiel reflejo del alma que también siente que un capítulo de la vida debe cerrarse, finalizar, como este mes, para dar paso a una temporada muy dura, muy fría. Me decidí a caminar. Poca gente en las calles. Para llegar al instituto debo pasar por una pintoresca avenida, con dos plazas, iglesias, estaciones de policía y una escuela. También a cincuenta metros de un liceo. Oigo mis pasos sonar en la acera húmeda. La neblina matinal se disipa, pero la humedad se siente aún. Está lloviznando. No caen gotas, no. Sino que son pequeñísimas gotitas que vuelan al compás del viento. Llego a la plaza. Enfrente está la Quinta Seccional de Policía. Al lado, la Escuela Nº 5. No hay casi niños en la plaza, pues hace ya un par de horas entraron a clase. Hay, sin embargo, muchos estudiantes de secundaria, que escapados o esperando a entrar en el siguiente turno, esperan conversando en la plaza,  sentados en los bancos. Me llama la atención una parejita. Dos muchachos. No deben tener más de 17 años. Él habla. Ahora habla ella. Se abrazan. Súbito... el viento del sur golpea. Me parece que se lleva todo el entorno consigo. Cuando llego adonde están, en el refugio de la parada de ómnibus... ellos ya no están. De hecho, todo cambió. Es otro lugar. Otra zona. Otra parada. En el lugar del muchacho estoy yo. Me miro en el reflejo de un charco de agua, y nuevamente... mis canas no están. Tampoco tengo arruguitas. Mi cara es la que tenía 14 años atrás. Levanto la vista... y ahí está ella. Quien fuera hasta este día mi amiga de todas las horas. Mi mejor amiga. Paula. La había conocido cinco años atrás. Nos había presentado una amiga que teníamos en común. Era de esas personas con quienes congeniás enseguida. Muy bonita, por cierto. Si fuéramos a numerar, ella era un 9, yo un simple 4. Nuestra amistad había florecido tanto, que a pesar de vivir lejos no pasábamos un día sin hablarnos. No, no había Internet todavía. No todo el mundo tenía una computadora. Pero había cartas, teléfonos, y ella tenía un empleo por el que tenía que viajar casi a diario. Yo iba a verla casi todos los días. Cuando podía. Me encantaba pasar tiempo con ella. No miento cuando digo que hubiera hecho cualquier cosa por ella de tanto que la quería. Quiero pensar, o creer, que el sentimiento era mutuo. Nos entendíamos con sólo un gesto, sólo una mirada bastaba para preguntar o contestar algo. Pero como suele pasar con las relaciones platónicas, a veces dejan de serlo. Un día, suena el teléfono:
-"Hola!"
-"Holaa! Paula! ¿Cómo estás?"
-"Bien. Mirá que hoy me quedo, no vuelvo a la tarde."
-"Buenísimo! Porque íbamos a salir con los chiquilines y estaría genial que fueras. ¿Te voy a buscar?"
-"Sí, bárbaro. Me quedo en lo de la abuela de Míriam. Como a las siete está bien."
(Espectacular. A 150 metros de casa. O sea, de casa de mis padres. Vivía con ellos.)
-"Bárbaro."
-"Sabés que me enteré de algo? Me contaron que Laura gusta tuyo."
Laura. Amiga entrañable de mi hermana. Yo no la soportaba. Aparte tenía una cuenta que cobrarme.
-"Ah sí?, no sabía"
-"Mirá, estuve pensando y podemos hacerle una broma. ¿Viste que está diciendo que vos y yo somos novios?, bueno, cuando estemos juntos, podemos hacer como que somos novios a ver qué cara pone, ¿qué te parece?"
Mi corazoncito latía a mil. Paula, mi mejor amiga, por quien yo empezaba a derretirme.... bueno, sacá vos las cuentas.
En fin. Acepté.
Llegó la tarde. Salimos. Pizza en La Nevada. Nos sentamos juntos, como siempre. Conversamos, como siempre. Pero Paula me tocaba más de la cuenta... como nunca. Me acomodaba el cuello de la camisa. Me acomodaba el pelo. Cosa que jamás dejé a nadie hacer. Me peinó a "su gusto".
-"Ahora sí, me gustás en serio.". Esas palabras se me grabaron a fuego. Todavía las oigo, con su acento.  En una me pregunta la hora. Cuando voy a decírsela, me toma de la mano y me saca el reloj. Vi de reojo la mirada fulminante de Laura, cómo se codeaba con mi hermana ante el "sacrilegio" cometido. Miró la hora, volvíó a tomar mi mano y acomodó el pesado reloj en ella.
Vivimos muchas otras anécdotas, hasta que llegó del día de definir las cosas. ¿Qué éramos? ¿Amigos? ¿Novios? ¿Qué?. Acordamos hablar esa tarde-noche. Ya no recuerdo la fecha. Tal vez el hecho ya no duela tanto. Mis padres me aleccionaron antes sobre qué decir y cómo decirlo. Pero no te olvides de algo: Esto es el diario de una idiotez. Sí. En el trayecto, cambié todo. Mis miedos e inseguridades me ganaron. Sí le dije todo lo que sentía, lo cual estoicamente escuchó en silencio. Se me fue la mano en un calificativo en especial. No reaccionó. Finalicé con un -"Paula por favor, entendeme que esto no es una declaración.." A lo cual me cortó, "No, te entiendo bien. Me estás abriendo tu corazón.".  ¿Cómo no te iba a querer, si sabías lo que estaba pensando antes que siquiera lo dijera?.  Parece mentira que fue la primera gran idiotez de mi vida. Le pedí que dejáramos de vernos un tiempo, para aclarar mis ideas. Tres meses fue lo que pedí. Me dio más de trece años, y aún no hemos vuelto a hablar. Tal vez fue que elegantemente comentó entre sus amigos cosas que yo había dicho esa noche. Tal vez fue la humillación a la que me sometieron algunos de esos "amigos", idiotas que ven en la desdicha ajena una oportunidad de sentirse menos miserables. O la simple envidia de ver una amistad florecer en otro tipo de relación lleva a buscar arruinarla por todos los medios posibles. No sé. Pasaron años desde aquella noche. Tiempo después me enteré que Paula fue a verme junto con Míriam. Yo no estaba en casa. Pero me enteré años después de su visita. Mis padres jamás me lo dijeron. Yo tampoco la busqué. Pasaron años, y si bien olvidé la fecha, la hora exacta; las palabras siguen sonando en mi cabeza como si fuera aquella noche. Las emociones también. Hoy estoy casado, ella también. Mucho tiempo pasó, y si bien coincidimos en lugares, no hemos vuelto a hablar. ¿Orgullo? Puede ser. Aunque me inclino por estupidez. De mi parte al menos. Lo que creo que es una lágrima por el recuerdo resulta ser una gota por la llovizna. El paraguas no sirve de nada. La seco y continúo. Ya soy el mismo de hoy. En quince minutos tengo que llegar a una clase. ¿Qué cosa, no? ¡Cuántas cosas se reviven en un momento, cuando la niebla se torna en lluvia!.

sábado, 18 de mayo de 2013

La de "Diario de una idiotez." Finales de otoño...

Lo de diario fue algo simbólico. No tengo tiempo para escribir todos los días, y honestamente no conozco a nadie que vaya a leer este descargo. Por eso me animé a escribirlo. En fin. De a poquito iré contándoles. Estos días de finales de otoño se prestan para reflexionar y mucho. Acabo de salir del instituto en el que trabajo. Despedidas. Deseos de buen fin de semana. Rutina. Camino por la acera rumbo al estacionamiento. El viento frío del sur se hace sentir, y habla a las claras a todo el que quiera oírlo: El otoño se termina. El invierno está en ciernes. Son apenas siete y cinco de la tarde, pero ya está oscuro. Casi no hay gente en las calles. La actividad en la ciudad se reduce notablemente, casi que junto con la temperatura. Los árboles, unos fresnos plantados que brindan una generosa sombra en verano, están casi sin hojas. Llego a la esquina y el viento se hace notar aún más. Veo una mamá que lleva a su hijita de la mano rumbo a su casa.  Llego hasta el auto. La puerta al cerrarse me desconecta del mundo exterior, y me sumerge en un cálido ambiente. Dejo la mochila a un costado. La música me relaja en tanto tomo un trayecto distinto para volver: La costa.  No sé cómo será la rambla en tu ciudad, pero acá es una calle muy bonita, con un entorno que cambia a cada tramo, en cada sector. Hay un sendero para caminar entre la calle y el río. Ese sendero sigue todo a lo largo por varios kilómetros. Cruza una zona de eucaliptos, donde hay muchos parrilleros, mesas y bancos que en las tardes de verano son el deleite de la gente. Se prestan para hacer asados, o simplemente merendar en familia, o pareja. Llovizna. Era sabido. El jueves por la noche se notó que iba a ser una noche fría, helada.  Me bajo en un sector en el que se cruza la ruta de la costa con una avenida. Camino hasta el borde del terraplén amurallado que separa la zona de camping con la playa. El cielo está gris. Oscuro. De metal. El viento sopla fuerte. Súbitamente, en mi mente el paisaje empieza a cambiar. Empiezo a recordar, y cual si fuera una máquina del tiempo, todo empieza a ir marcha atrás. Esos negocios que están hoy, desaparecen para dar lugar a otros que estaban años atrás. La doble avenida con semáforos deja lugar a una sola señalizada con carteles. Árboles, edificios... todo cambia.  Yo mismo estoy cambiando. Pareciera que el viento al despeinarme, se llevara también años de mi vida. Mi pelo se vuelve más oscuro. Las fuerzas vuelven. La vitalidad y las ganas de vivir una vida nueva, en un mundo que se está abriendo ante tus ojos, también. Súbitamente, abro los ojos en mi mente: Es un día soleado, en contraste con la noche gris que comenzó. Mi auto no está ahí. Tengo 19 años otra vez. La ciudad, es la misma que era hace 14 años atrás. Sí, lo recuerdo como si lo estuviera viviendo de nuevo. Respiro, y puedo sentir el perfume a azahar, a jazmín... típicos de mi ciudad.  Me llamo David Simone, tengo 19 años, y así, me gustaría empezar a contar esta historia.

jueves, 16 de mayo de 2013

La de "Diario de una idiotez". Piloto.

Un episodio piloto es justamente eso. Un prototipo. Algo creado a modo de prueba para ver qué aceptación tiene. Este blog era leído por cinco personas, que se redujeron a dos, para luego ser leído solamente por alguien que cayera porque Google entendió mal lo que estaba buscando. Leí una vez un diálogo de una obra de teatro, de Plaza Noblía, se llamaba "La Cerrazón", en la que uno de sus personajes hacía una reflexión muy elocuente: "Como si se pudiera apretar la vida en una hoja de papel". Ese librito lo recibí en 1993 como parte del premio de un concurso de cuentos, fijate que tiene que ser un poquito más viejo. Hoy los tiempos cambiaron un poco. Ya no escribimos en papel. Ahora lo hacemos en LibreOffice, OpenOffice, Word, Wordperfect... o un post en un blog. "Digital". Como que antes no usabas los dedos para escribir... en fin. Es difícil plasmar un hecho, o cadena de hechos, a través de palabras. Más cuando no tenés claro el principio del asunto. ¿Cuándo empezó esto? No nos pongamos muy reflexivos, al estilo de "La máquina del tiempo", pero es difícil precisarlo. Para ser justos, y honestos, debería contar cosas que pasaron mucho tiempo atrás. En esta misma ciudad, en esta misma zona. Cuando todavía tenía el pelo oscuro y dudas sobre la carrera que iba a elegir. Cuando todavía era un estudiante más bien mojigato, chapado a la antigua, resistiendo la moda que llevaban sus compañeros y orgulloso de ser "distinto". El "tragalibros" de la clase. El que tenía una respuesta para todo. El "nerd". El que se arrepintió de haber elegido la orientación Humanística en Bachillerato cuando vio que tenía más habilidad para los números, y no de Economía precisamente. Días muy lindos aquellos. Descubrir el mundo de los adultos, con toda esa novedad. La novelería de cuando las chicas dejan de ser el "enemigo" para convertirse en los seres más lindos que hayas visto. Ya no te molestaba escucharlas hablar de "cosas de nenas", muñecas y bobadas en un principio, para pasar a series de televisión después, para escucharla hablar de sus gustos durante los recreos. Aquella muchacha que fue tu compañera de equipo primero, para convertirse en tu noble ayudante en los debates de Filosofía, cuando "luchabas" contra las inteligentes del equipo "contrario", que después pasaría a ser tu más entrañable compañera, y nunca te atreviste a preguntarle... "¿Te gustaría ser mi novia?", a pesar que tus amigos te animaban a que lo hicieras. Todo eso vuelve hoy, cuando estoy sentado en el pupitre del docente mientras mis alumnos rinden un parcial. La puerta se abre y respiro el aire frío. El ruido del timbre que anuncia el fin de la clase me trae a la realidad del presente.  "¿Para cuándo están los resultados?", me preguntan. Acaba de entregarme el grupito de hojas. Respondo que en siete días. Yo sé que los voy a tener dentro de dos. También que contesté lo primero que me vino a la cabeza para poder retomar el hilo del recuerdo que acabada de dejar. Dijo una vez Jeremy Irons, en "La máquina del tiempo" : "Todos tenemos nuestra máquina del tiempo. La que nos lleva al pasado son recuerdos... la que nos lleva al futuro.. son sueños". Espero que el viaje sea divertido. Porque seguro lo voy a hacer...

La de "Diario de una idiotez." Prólogo.

Me pareció bien llamarlo "prólogo". Aunque no pienso contar de qué se trata, ni quién es quien. Dicen por ahí que si querés olvidar a una mujer, debes convertirla en literatura. Lamentablemente, desde secundaria se me dieron bien los cuentos. Y más lamentablemente, en esta etapa tengo varias personas para olvidar. ¿Razones? Uf, mil, pero hay una que se repite: Cuando querés a alguien y no sos correspondido, o esa relación no se puede dar, o simplemente te dieron a entender algo y te jodieron. Así de simple. Entonces, la idea será tejer una trama de un cuento en prosa, largo, en especie de episodios. Entre todos los personajes estarán ellos. Nombres cambiados, lugares cambiados, no porque me preocupe proteger sus identidades, por mí que se vayan bien al diablo. Sí, porque al cabo, la idea es olvidarlos. O "las". ¿Ok?. Y que den gracias que no se me dio por publicar ninguna foto, que aunque en su Facebook digan "no publico mis fotos porque bla bla bla", sí, siempre son accesibles. Y también deberían agradecer que abandoné el proyecto de www.pegateuntiro.com, un sitio dedicado a homenajear a todos aquellos imbéciles que por a o b razón te amargaron un día, un mes, un año... o hasta años de la vida. Así que bienvenidos al cuento más aburrido de la historia. Y tomando una frase de una película que vi, (500 days of Summer), me gustaría tomar prestada la introducción.

"Nota del Autor:

Esta obra es pura ficción. Cualquier parecido con personas vivas o muertas, es pura coincidencia.

Especialmente vos, Soledad Huidobro.

 Perra."

Wooops. Al diablo con lo del anonimato. Al menos el de Pipina. Ya sé. Vos te vas a llamar Soledad. Ok?

jueves, 9 de mayo de 2013

La de "Hakuna Matata", Parte II

Escuché por ahí que para empezar a escribir algo, tenés que saber primero el tema, el título. Si estás leyendo esto, te habrás dado cuenta que este blog es cualquier cosa. No sigo una temática más que las cosas que veo que pasan... y me pasan. A veces paso tiempo sin escribir nada porque simplemente no pasa fuera de lo común, o nada que valga la pena contar. O al menos que yo considero que no valen la pena contar. Bueno, demasiada reflexión para esta hora de la mañana. Naaa, no mires la hora de publicación del post, suelo escribirlos y postearlos después. A veces muuucho después. La disyuntiva de hoy es sobre esa gente que cree que las relaciones personales son desechables. ¿Cómo? ¿Por qué? Bien, trabajo en IT. Área ingrata de esta empresa si las hay. Porque nadie se acuerda de vos, salvo cuando algo falla. Sobre todo si "no anda Internet". Sí, así. Porque para ellos "Internet" es un aparato que tengo escondido y falla. O si alguna de sus laptops o tablets personales falla, parece que asumen que es mi responsabilidad mantenerlas en funcionamiento... gratis. Pará un poquito. Hay una diferencia muuuuy grande entre hacer un favor, porque no me cuesta nada.. a una obligación. E incluso, si lo hacés por obligación, el mero hecho de saber quién es la otra persona, amerita que cuando lo veas por ahí le dediques una mirada amigable de 0.3 segundos y tal vez un "Hola!".  Pero eso de "usarte" y después ignorarte olímpicamente... me parece que no anda. No, no va. O cuando las alumnas de determinado curso no pueden hacer funcionar un conocido y popular programa para aprender mecanografía, y recurren a vos porque vos "tenés que hacerlo andar". Pará. Negociemos. ¿"Tengo que hacerlo andar"? ¿TENGO? ¿Por qué "tengo" que hacerlo andar? ¿Y si no quiero? Esa no es una computadora de la empresa.¿Qué me importa a mí si no te anda tal o cual cosa? Es TU computadora, no mía. Ni ninguna de las que están a mi cargo. ¿Entonces cuando se te infecte o le rompas algo, me la vas a tirar a mí también? Bueno, supongamos que ese día estoy de buen humor y soluciono el "problema". ¿Cuesta tanto decir "gracias"? No quiero que seamos amigos de ahí en adelante, pero ¿tanto cuesta saludar?.  Tal vez es mi cara. Porque me pasa también a nivel de amistades. Sí, tengo que estar para escuchar a cada uno que conozco que se peleó con la novia, o que el novio hizo tal cosa, o bla bla bla blá. Pero pasa que cuando soy yo el que necesita hablar con alguien... toooodo el mundo está ocupado. O si visito a alguien, pasan dos minutos antes de que, sin dejar de hablar de lo que a ELLOS les interesa, me toman del brazo mientras empiezan a caminar hacia la puerta. ¿Por qué? ¿Por qué no vacilan en buscarme cuando me precisan... y cuando la "urgencia" termina, paso de ser un amigo necesario a una compañía indeseable? Francamente, es algo que me está taladrando en la cabeza últimamente. Es feo. No se lo deseo a nadie. En fin... ¿sabés qué? HAKUNA MATATA.

martes, 7 de mayo de 2013

La de "Hakuna Matata", Parte I

Lo prometí. Era digno de un post. O sea, más que un post, un descargo. La disyuntiva de hoy es... ¿dónde aprende a manejar cierta gente? ¿Quién les expide la licencia?.  Pasemos a analizar los hechos, es tarde y tengo sueño, y como buen uruguayo bobo... trabajo. Y sí, pago IRPF, y como no aguanto las ganas de pagarlo, quiero descansar para mañana ir feliz a generar más platita para que me la saquen... en fin. Lugar: El Salto Oriental, ciudad de 120 mil habitantes que se creen (bah, NOS creemos) lo mejor del Uruguay. Y modestia aparte... lo somos, je. Hora... cerca de las cuatro de la tarde, hora en la que este servidor iba a cumplir su tarea vespertina. Primer incidente: Julio Delgado y 6 de abril. Un IDIOTA atravesó la avenida haciendo "cross" en su motoneta. Gasté 1/3 de cubiertas en la frenada. Casi me hice un esguince en la muñeca cuando golpeé con la palma la bocina. No me dio para bajar el vidrio y decirle "lindo" porque... bueno, no estaba tan enojado.  Además... el tonto iba sin casco. Segundo incidente: Julio Delgado y 8 de octubre (sí, nos gusta mucho ponerle como nombre a una calle una fecha. Aunque a nadie le importe. Algún día habrá una "Tres de mayo", ya van a ver). Decía, incidente dos: Taximetrista atraviesa la avenida sin mirar siquiera. Me miró con cara de "¿Qué?" cuando le bociné. Ahora sí tengo un esguince en la muñeca. Tuve que manejar con una sola. Me duele el tobillo derecho. Es que pisé muy fuerte el freno. Ya perdí todo el buen humor que traía. Además en la radio empieza a sonar "Bye bye Beautiful" de Nightwish. Subo el volumen de bronca. Tercer incidente:  Sigo por Julio Delgado y llego a 19 de abril (Te dije que nos gustan mucho las fechas). Ahí la que pasó sin mirar fue una mujer hablando por celular y con la otra mano pasándole un pañuelito al nene. El nene iba sin cinturón. Me dejó tan atónito que no atiné siquiera a tocar bocina. Aparte me duele la mano. Esta vez frené con la zurda. ¿Quién dijo que solo Forlán podía usar los dos pies? JE. Cuarto incidente: Pasando calle Uruguay, Julio Delgado cambia de nombre por ... creo que Juan Carlos Gómez. En la esquina de JC Gómez y Rivera debo doblar al este, hacia la izquierda. En la cuadra de la Seccional Primera de Policía, llegando al destacamento de Bomberos... UN IMBÉCIL QUE ESTABA ESTACIONADO SALE SIN MIRAR y se mete delante de mí. Casi lo llevo puesto. Dobló por ... ya no recuerdo la calle hacia el norte. Yo tenía que seguir... pero no iba a pasar mucho porque faltaba el Quinto incidente.. Calle Rivera, en la acera sur... una señora "coqueta" (VIEJA @@#~!!) abre la puerta del lado de la calle y baja sin mirar, mientras descargaba sus bolsas de compras y hablaba por celular. Casi la mato. No, no por atropellarla, sino que casi se me da por frenar, bajar, trompearla, tirarla delante de un ómnibus y seguir. 

Sigo por Rivera y llego a Sarandí, mi destino. Ahí tengo que aguantar al cuidacoches que me gaste porque Nacional perdió 3 a 0 con el cuadro del año 13 ayer. Qué calentura. 

Con semejantes idiotas afuera... ¿cómo pretenden que uno no esté estresado?
¿Quién les enseñó a manejar? ¿Quién les dio la licencia?

naaaa, que se jodan, HAKUNA MATATA