domingo, 15 de marzo de 2015
La de "No me la quiero creer, pero..."
Estos últimos días no han sido de los mejores. Digamos que no he tomado decisiones muy felices. Pero qué lindo es cuando tus amigos te muestran, dicen y demuestran que no estás equivocado del todo. Cuando me faltaba voluntad para hacer las cosas, porque me creía roto, destruido, una amiga me demostró que todavía podía, y encima me puso las dos manos sobre los hombros con un "Mirame. Estás entero, lo que te pasa, está en tu mente y nada más." . Me dejó helado, no sólo por lo que hizo y dijo, sino por quién lo dijo, no me lo esperaba. Y para completarla, mi amiga de la infancia, con quien no tenemos mucho contacto ahora, se toma su tiempo para escucharme (más allá que tiene unos líos peores que los míos). Me dio su comprensión y ánimo. "Sos humano, estás cansado. Es totalmente normal por lo que viviste. Hiciste bien.", y la remató con lo que no esperaba y me dejó contento; "Si más hombres fueran como vos, no habría tantas infidelidades." No me creo el uno, pero el saber que no estoy tan equivocado, que a pesar de mis errores, mis acciones son tomadas de ejemplo por alguien, y animan a otro a aguantar una situación pesada, me anima a mí también. No sé cómo expresar las gracias por estas gotitas de ánimo que llegan en el momento justo. Ayudan a seguir aguantando. Y tal vez, a encontrar una solución si la hay. Bué, ese fue el descargo de hoy. Feliz domingo.
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