Un día, un dulce día, será el día en el que aprenda:
Que no todo el que me habla mal lo hace porque no me quiere o le molesto (o quizás sí, pero en ese momento)
Que no todo el que me llama "amigo" es precisamente mi amigo.
Que quien dice "te aprecio", puede no hacerlo.
Que quien te dice "siempre voy a estar con vos" puede dejarte cuando menos lo pienses.
Que los "te quiero" pueden ser vacíos.
Que quien hoy no está cuando lo necesito no necesariamente lo hizo a propósito.
Que quien me lastimó hoy probablemente no tuvo la intención de hacerlo.
Que nadie está obligado a perdonarme, sino que es mi deber perdonar.
Que las buenas acciones no siempre se retribuyen. Hay quien aceptará tu ayuda sin un simple "gracias".
Que la gente proyecta sus errores y miedos en los demás, basta sentirse acusados una vez para hacerlo.
Que cuando quieren destruir la imagen mental que se hicieron de vos, te van a lastimar y feo.
Que no es bueno abrirse con alguien por completo, le estás abriendo tus debilidades, miedos y sabrá pegarte donde y como más te duele. Creeme, lo hará. No es cuestión de "si" lo hará, sino de "cuándo" lo hará.
Que no tengo que mirar qué puedo hacer por los demás, sino proyectar mi vida, mi camino y en ese trayecto ver si puedo ayudar a alguien.
Que la sangre no es más espesa que el agua.
Que los valores y principios están más perdidos que nunca.
Que la gente te exigirá que le perdones mil errores, pero no te perdonarán los tuyos.
Que te acusarán de cosas que ellos mismos hacen.
Que te buscarán dos mil errores y te los echarán en cara.
Que cuando sientas que alguien te está borrando de su vida, lo más probable es que lo esté haciendo. Y además, si le sacás el tema, te mentirá. Y a la primera oportunidad que tenga de hacerlo, lo hará.
Que vale más la dignidad interna de poder mirar a cualquier persona a los ojos, porque sé cómo vivo y por qué.
Que nadie va a quitar me la tranquilidad de ser honesto (quizás en demasía, me trae problemas) y de actuar de todo corazón en cada cosa que hago.
Que mis amigos de verdad darían su vida por mí, igual que yo daría mi vida por ellos.
Que recordar que me lastimaron no es guardar rencor, sino que guardar rencor es recordar con odio o enojo hacia quien te hizo el daño.
Que si bien recuerdo las heridas, con un sencillo "perdoname" dejan de doler.
Que puedo ser feliz con lo que tengo y quienes tengo.
Que la vida puede ser lo que yo quiera que sea.
Que los milagros existen y están a la orden del día para la gente buena.
Que la fuerza de voluntad puede derrotar al miedo.
Que perdonando me siento mejor que solamente dejando pasar las cosas.
y por sobre todo: Que el Tiempo es el mejor testigo de las cosas, sólo el Tiempo mostrará quiénes y cómo somos.
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